Nata Lee crea un colorido hogar familiar en un local industrial

Este lugar se construyó hace 100 años. Era una fábrica. Después se transformó en un taller mecánico. La primera vez que pasé por aquí ni siquiera había ventanas. Era un sitio oscuro, destartalado y lúgubre. Pero en cuanto vi el gran espacio abierto, mi imaginación echó a volar. En un principio, mi intención era utilizarlo únicamente para montar mi estudio, pero me di cuenta de que también sería ideal como vivienda familiar.

Para mí era muy importante utilizar materiales originales y conservar algunos de los elementos existentes. Todavía hay unos cuantos viejos ganchos del taller mecánico colgando del techo. Siempre hay una historia que contar. Y, sin duda, queríamos tener una mesa de comedor grande y larga para invitar a familiares y amigos.
«Me encanta rodearme de cosas que aportan alegría. Me gusta pensar que también traen algo de magia a nuestro hogar».
Nata Lee Hahn
Mi manera de abordar un proyecto de interiorismo es muy similar a mi manera de abordar el arte. Es un gran cuadro tridimensional en el que puedo entrar. No se necesita mucho para hacer que un lugar resulte acogedor: una buena iluminación cálida, unos cuantos objetos conmovedores que tengan un significado personal y la presencia de buena gente con buenas vibraciones.
Crecí en Hong Kong, y mi padre solía llevarme a tiendas de antigüedades. Los tenderos tenían una historia para cada artículo. Yo me sentaba y escuchaba esas historias. En esa época fue cuando desarrollé mi afición por la búsqueda de tesoros. Hoy, mi casa contiene una mezcla ecléctica de objetos contemporáneos, clásicos y vintage, entre ellos, muñecas Kokeshi de Japón, además de una serie de cojines, alfombras, cortinas y otros complementos textiles para el hogar que hemos ido recopilando durante nuestros viajes. Cuando mis hijos sean mayores algún día y se muden a sus propias casas, espero que echen la vista atrás y digan que les inspiró vivir aquí. Que este hogar les dio margen para ser creativos y usar su imaginación, que lo consideran un lugar donde se sintieron seguros y edificados.
Recuerdos para el mañana
Según Nata Lee Hahn, el hogar debería ser un lugar donde podamos expresar nuestra creatividad. Para hornear galletas hay que utilizar la mente y las manos. Los ingredientes se transforman en una masa; con la masa se crean figuras. Olores dulces inundan la cocina mientras los más pequeños contemplan cándidamente lo que han hecho a través de la puerta del horno: recuerdos para el mañana.
Vista de conjunto de los productos